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Casos sobre Problemas de Conducta en la Escuela

Casos sobre Problemas de Conducta en la Escuela

Este espacio está dedicado a la presentación de casos (sin revelar la identidad de la persona afectada), junto con las soluciones intentadas hasta el momento y su grado de eficacia. ¡Animaos a escribir!

20 comentarios

Edortza -

Buenas tardes a todos y todas!

Si bien todos los casos que habéis compartido son difíciles y complicados, me siento identificada en particular con el caso de Teresa. El centro educativo en el que estoy trabajando está en Vitoria, hay más o menos 30 nacionalidades distintas y los/as alumnos/as conflictivos/as llegan revotados/as a él de otros centros.
Soy tutora y profesora junto a otra compañera del grupo de Complementaria: un grupo muy reducido donde el consumo de sustancias nocivas, las faltas de respeto, etc. son nuestro día a día. En nuestro caso también es muy complicado realizar cualquier tarea y, por ello, hemos decidido dedicar el tiempo de "estudio" a la Lengua y a las Matemáticas ya que consideramos no importa tanto lo curricular. Lo importante es conseguir que adquieran destrezas sociales, que valoren y respeten a las personas, etc., intentando sacar de cada uno/a de ellos/as todo lo bueno que tienen.
Con las expulsiones y con los trabajos a la comunidad (limpiar el jardín, pintar el aula, etc.) no se consigue mucho, pero, a veces, no hay otra alternativa.
Aunque parezca increible, cuando leo los apuntes de cualquier profesor/a del VIU consigo identificar a cada uno/a de ellos/as.
Por tanto, cada día que conseguimos terminar sin que haya tenido lugar ningún conflicto es un logro. Ojalá tengamos muchos días así durante el curso escolar y poco a poco, nuestro alumnado consiga encauzar su "complicada" vida.
Un saludo,
Edortza.

Alla Tchebotareva -

Este año estoy trabajando de profesora de primaria. En 2º curso tenemos un niño no diagnosticado de 7 años. A mi vista tiene el trastorno negativista con TDAH, pero no podría decirlo con seguridad sin pasarle pruebas.
Es un niño que estando en 2º de primaria, sin repetir curso, ya haya pasado por 5 coles (este es el 5º). En el aula, que en general es muy tranquila, siempre destaca por no respetar el turno, contesta al profesorado, el único referente de autoridad que reconoce es a la tutora, a ningún otro profesor (ni a la directora).
Desde el principio de curso se ha implantado el trabajo de aula con reforzamiento positivo con economía de fichas, pero solo funciona la minoría del tiempo, ya que en cada clase consigue pegarle, molestarle a algún compañero. Si se le llama la atención, o se le dice que salga de la clase por tiempo fuera, le pueden coger ataques de fúria y ha llegado a pegar a un profesor.
Por parte de los profesores de la plantilla no se sabe que se puede hacer. Se ha pedido la intervención del EAP, pero no hay respuesta por ahora. ¿Vosotros que opináis?

Silvia Serrano -

Lo primero de todo, quiero mandar muchos ánimos a Teresa Peñafiel y Edortza porque los centros de difícil desempeño y las aulas complementarias son un reto profesional y personal difícil de afrontar en el día a día por el desgaste emocional que suponen.
A nivel personal no puedo hablar como docente, pero sí desde el Dpto. Orientación haciendo un seguimiento del absentismo. La mayoría de alumnado que no acudía al centro era por problemas de comportamiento, algunos diagnosticados (TDAH) y otros sin diagnosticar. Después de un tiempo llegué a la conclusión que los alumnos no acudían porque los propios profesores les recibían cada mañana con comentarios como "¿y tú para qué has venido?", "Para fastidiar a tus compañeros mejor quédate en tu casa". Esta situación hacía que rechazaran el centro y se expusieran a mayores situaciones de riesgo en la calle. Mi reflexión es que a veces la escuela/instituto es quien contribuye a la exclusión social de las personas.

Pascual Jósé Fernández Cercós -

No tengo casos que exponer, pero si quiero transmitiros mi felicitación por hacernos partícipes de vuestras experiencias al respecto del tema.
Sin duda, la experiencia de otros profesionales es muy útil para aquellos que quieren aprender.
Muchas gracias.
Pascual José

ÓSCAR NAVAS CÁMARA -

El curso 2007/2008, fui tutor de un tercero de primaria, en un pueblo pequeño de Almería. La ratio era de 28 alumnos y convivíamos en ella varias nacionalidades entre ellas destaco: Ingleses, Rumanos, Ecuatorianos, Marroquíes. Además, en clase había dos alumnos de etnia gitana con problemas de conductas y uno de ellos con retraso mental leve- moderado.

A principio de curso, se habló con sus padres, mejor dicho con su madre, puesto que era la que se preocupaba y se implicaba en mayor medida en la educación de su hijo, para que lo viese su pediatra y éste pudiera derivarlo a Salud Mental, para un mejor reconocimiento. A mediados de curso, conseguimos el objetivo y fue tratado por el especialista de Pedagogía Terapéutica y yo que fui el tutor.

Por otro lado, comentar que en mi aula, también existía un alumno que destacaba sobre los demás, pero en el plano negativo. Era un niño, que presentaba dificultades de aprendizaje en el área de lengua, en el área de matemáticas y también en el área de educación física. En esta última área, presentaba dificultades en las relaciones sociales y grupales, no respetaba normas ni reglas.

Se caracterizaba, porque presentaba innumerables rabietas, ira, era demasiado rencoroso y vengativo, siempre empezaba él las peleas y luego echaba a otros la culpa, si te veía por el pasillo evitaba saludarte, era muy desafiante y protestaba a la más mínima, no se callaba en clase y los castigos y reprimendas realizadas tanto por mi parte y la de mis compañeros/as, además del equipo directivo no surtían efectos.

Fue evaluado, por la Orientadora del centro y por otros dos especialistas fuera del contexto educativo. La madre decía que era un chico normal y que no tenía nada. Lógicamente se contradecía con los dictámenes, realizados por nuestra compañera. Era un niño que presentaba un trastorno negativista desafiante.

Aplicamos un registro de conductas diarias, por parte de todo el profesorado y al finalizar la semana, se lo entregábamos a los padres, para que estos vieran cómo se comportaba su hijo. Era algo increíble, agotador e intenso y así pasé el resto del año, intentando llevar de la mejor manera posible el grupo.

Actualmente, tengo contactos con mis compañeros/as de ese año y me comentan que el niño va cada vez va más allá, incluso ha sido expulsado en alguna ocasión.

María Luisa Jiménez Medina -

Hola a todos.
Este año estoy trabajando en un instituto supuestamente “muy bueno”, pero muy bueno si pensamos en el alumnado de bachillerato, y/o en el alumnado de grupos bilingües.
Los problemas de conducta, que llegan a ser muy graves en algunos aulas determinadas, están fundamentalmente en el alumnado de primer ciclo de ESO de cursos no bilingües, a los que el centro desde mi punto de vista no está prestando, hasta el momento, apenas atención, entre otras cosas por carecer de reglas y normas de disciplina correctamente establecidas.
La mayoría de estos alumnos y alumnas disruptivos, viven de Lunes a Viernes, en un internado muy cercano al centro, y casi todos proceden de familias desestructuradas, con padres alcohólicos, drogadictos, despreocupados de sus hijos,...
Concretamente voy a contar el caso de un alumno, que es el que ahora mismo me preocupa más.
A principios de Octubre llegó a uno de los grupos difíciles, un segundo de ESO de 30 estudiantes, un alumno de 13 años, que por alguna razón, no conocida, había sido cambiado de centro.
Este chico parecía motivado, trabajaba, mostraba interés,…, pero comenzó a faltar mucho y su actitud cambió. Empezó a manifestar conductas disruptivas, dejó de hacer las tareas, de atender en clase,…
Su madre justificaba las faltas por enfermedad: gripe, gastroenteritis, etc. Sin embargo a todo el equipo educativo nos daba la impresión de que esta madre algo ocultaba, mostraba un comportamiento “extraño”.
La semana pasada este chico se marchó de casa durante 3 días, alojándose en una casa de verano de un amigo. La madre denunció la desaparición y la policía vino al centro para recabar información de todo tipo.
Al final, la madre, el padre no se implica, nos comentó que su hijo presentaba un trastorno esquizoide de la personalidad y que llevaba un tiempo sin tratamiento, dado que estaba en un programa de desintoxicación de drogas.
¡Imaginaros la sorpresa para todos!. Después de que su hijo apareciera, nos dijo, el pasado Viernes, que iba a internarlo en un centro de día para seguir con el tratamiento de desintoxicación y no dejar de lado el problema de esquizofrenia.
A día de hoy no tenemos noticias, y el centro está pensando ponerlo en manos de asuntos sociales, dado que todos desconfiamos que estos padres estén actuando de la mejor forma posible.
Sospechamos que volverá dentro de unos días, como si nada hubiese pasado y sin que los padres hayan tomado ninguna medida. “Ya mejorará en el instituto, que los maestros se encarguen”, es por desgracia una frase muy típica de muchos padres con hijos disruptivos.
Y será entonces, cuando todos los profesores de grupo, con la nueva información que tenemos, busquemos las estrategias que nos parezcan más idóneas para su integración positiva en el aula.
Ojalá podamos conseguirlo, pero la sociedad no quiere darse cuenta del alto índice de fracaso escolar, en gran parte debido a que a los docentes nos faltan herramientas, recursos y preparación adecuada para afrontar con éxito muchos de los problemas de conducta que surgen en el día a día, y que impiden que podamos educar adecuadamente.

Maribel Garcia Calventus -

Una vez que he leido los comentarios de mis compañeros y teniendo en cuenta mi experiencia, creo que es fundamental estudiar cada caso de forma particular y como decía un compañero observar antes de actuar.
Ante cualquier problema que se ha posido observar en los centros en los que trabajado se ha solicitado ayuda al Departamento de Orientación para que colabore junto al tutor a concretar la situación del alumno y si fuera necesario realizar un evaluación psicopedagógica o derivar al niño al profesional que corresponda según el caso. Una vez que se ha investigado a cerca del problema del niño recabando información personal, familiar y escolar entonces es cuando se ponen las medidas adoptadas en marcha. Entre los recursos disponibles en el centro es fundamental la tarea de las tutorias donde se trabajará la integración y la convivencia. En cualquier caso es fundamental que todos los implicados en el rendimiento del niño (padres, profesores y orientador) estérn en continuo contacto intercambiando información relevante para ayudar al niño a superar o mejorar su problema conductual.

Teresa Peñafiel Rodriguez -

Estimados compañeros/as:
Quiero compartir con vosotros dos problemas de conducta ocurridos recientemente en mi centro. Primero quiero decir que es un centro de los calificados " de especial dificultad" o también llamados de "difícil desempeño". Por tanto, los problemas conductuales nos llueven diariamente.
Los problemas de conducta han sido:
Un alumno escupe a un profesor.
Una profesora intenta mediar en una pelea dentro del aula y recibe un puñetazo en la barriga.
Este tipo de conductas en"otros centros" suponen una expulsión directa, ya sea de 15 o 29 días como marca la ley.En mi centro, por las características del barrio en el que está ubicado, apenas hay expulsiones y cuando las hay no más de 3 días.Por otra parte, expulsar a un niño/a es darle lo que piden diariamente. Son alumnos que van al instituto obligados ( tenemos programa de absentismo) y si van es porque el centro tiene comedor ( a mediodia) y es una forma de comer todos los días. Para muchos de ellos es la única comida que hacen. Os sonará muy fuerte pero es la realidad. Casi el 100% de las familias son desfavorecidas socioculturalmente a las cuales la actual situación de crisis económica está azotando cruelmente. Los alumnos están en continuo riesgo social ¿ y qué aprende un niño/a en la calle? Muy sencillo, involucrarse en problemas de drogas, delicuencia, vandalismo, malas compañías, etc. Por ello, hay que mantener al alumnado dentro del centro. En este sentido realizamos una labor social y humanitaria más que educativa, pues es muy duro dar clase.
Las medidas que adoptó la directiva ante estos problemas de conducta fueron:
Hablar con las familias en presencia del alumno y el profesor afectado.
Compromiso por parte del alumno de mejorar su conducta y pedir disculpas.
Seguimiento por parte de las familias y del centro del compromiso.
Permanencia, por unos días, en el aula de convivencia bajo la supervisión del profesorado de guardia y posterior incorporación a su grupo-clase.

Patricia Mackay Alvarado -

“LA NIÑA QUE TODOS LLAMABAN TAZ”

El relato:
“Taz” una pequeña niña 6 años de edad cronológica, es la segunda gemela dicigótica de “Ei” el gemelo mayor por 1 minuto. Lo llaman “Ei” por su primer nombre Albert y por su inteligencia (la madre cuando lo explica le acaricia la cabeza y dice –es mi Albert Einstein. A Taz le llaman de esta manera, en palabras de la madre -porque desde que nació era un terremoto, no podía dormir toda la noche, pedía pecho a cada rato, tiraba los juguetes al piso, y al salirle los dientes mordía todo a su paso, hasta el día de hoy es mi terremoto como el demonio de Tasmania de los dibujos animados que me gustaba ver de pequeña en la tv (al decirlo, la ve, lanza un suspiro, y mueve la cabeza como si fuese un caso perdido).

Taz y su hermano son llevados por su madre al consultorio de la psicóloga para evaluación psicopedagógica, aunque la referencia realizada por la maestra de grado es únicamente para Taz,.
De la referencia escrita se destacan las siguientes frases:
•“creo que no logra quedarse quieta, no porque no pueda, no porque no quiera, sino porque está como nerviosa”.
•“Taz no pone atención, está en cualquier cosa menos en clase, parlotea, se mueve mucho, e intenta hacer chistes de todo, parece que la risa de los compañeros la alimenta, hay días que realmente me descompone el salón, me genera un clima desesperante”.
•“no le interesa el éxito académico, es inteligente pero no aprovecha sus capacidades, su rendimiento académico es bajo, reprobó 4 asignaturas en el parcial”.
•“las tres maestras a su cargo la vemos como una payasita que sufre por dentro, más que el terremoto que nos describe la madre”.

Las acciones:
1.Entrevista inicial
2.Evaluación psicopedagógica
3.Acciones para la niña (6 sesiones)
4.Acciones para la madre (8 sesiones)
5.Para las maestras (2 sesiones)
6.Salón de clases (2 horas semanales por 3 semanas en la asignatura de civismo y orientación).

Focos:
1.Derechos del niño, énfasis en el derecho a un nombre.
2.Realización automática de las predicciones o efecto pigmaleón.
3.Refuerzo de conductas proactivas, ignorar las conductas no deseadas.
4.Autoconocimiento y aceptación, incremento de autoestima.
5.Disminución de conductas problema.

Resultados (después de 3 meses):
1.Mejor rendimiento académico, reprobó una sola asignatura (olvidó entregar el trabajo acumulativo más importante)
2.Supresión en grado significativo de los sobrenombres (se le llama exclusivamente con su primer nombre, igualmente para las comparaciones y etiquetas de los gemelos en casa, y entre compañeros en la escuela.
3.Mayor aceptación social en la escuela (le seleccionan para juegos en el recreo, le invitan a las piñatas de sus compañeros.
4.La madre tomó la decisión de tomar un proceso individual de psicoterapia para resolver asuntos pendientes.
5.La niña obtiene la atención con una mayor cantidad de conductas proactivas que por las conductas a suprimir.
6.En general, mayor adaptabilidad.

Algunas herramientas empleadas: , etc..sicodrama (Rol PLaying), abc cognitivo, educación.

Vicente Esbrí -

Hay algo que me inquieta. Se trata de la aplicación de las herramientas que aprendemos para resolver situaciones no deseadas. Estoy hablando del espacio de la acción.

Las respuestas que damos para resolver situaciones se relacionan, en parte, con las hipótesis y habilidades que aprendemos cuando niños al afrontar problemas difíciles y situaciones de amenaza. Las personas llevamos encima dos teorías de la acción eficaz. Una la que declaramos y, otra, la que en realidad usamos. Cuando afrontamos situaciones amenazantes (hago un inciso para aclarar que “problemas”, “situaciones”, “amenazas” lo son desde el punto de vista subjetivo de una persona, con nombre y apellidos, ya que quizás para otra no lo son) nuestro modelo mental desde el que actuamos acoge implícitamente una teoría cuyos principios son:

Lograr el objetivo (eliminar de hecho la posibilidad de desarrollar con los demás un propósito realmente compartido); maximizar “ganar” y minimizar “perder” (ver cualquier cambio en las metas iniciales como signo de debilidad); suprimir las emociones (como muestra de incompetencia, ineptitud o debilidad); ser racional (mantener la objetividad intelectual y ocultar emociones). Para lograr esos objetivos se aplican estrategias de acción “ad hoc”: Diseñar y controlar el entorno de manera unilateral (diseñar y planear acciones sin mostrarlas); apropiarse de la tarea y controlarla (persuadiendo a los demás sutilmente para que la acepten sin reparos); protegerse de forma unilateral (reteniendo información importante, expresando mentiras piadosas, reprimiendo emociones, mostrando falsa simpatía).

Al aplicar cualquier programa, esas teorías de acción son las que en realidad lo implementan. No es sorprendente la escasa o nula comprobación pública de las teorías implícitas. Comprobarlas, contrastarlas con los demás requiere confrontar las actitudes de defensa propias y ajenas. Esto conlleva en la práctica que muchas acciones, sino todas, se basarán en la teoría que usamos no comprobada, lo que se convierte en un círculo defensivo cerrado y autorreforzador. Como este círculo se cierra en sí mismo, las personas adquirimos una gran habilidad en la realización de estrategias de este modelo, que algunos denominan tipo I (Argyris y Schön).

Esas estrategias tienen la particularidad de “funcionar”, es decir, quien las aplica le permite alcanzar sus objetivos, funciona sin dejar de aparecer espontánea, auténtica y normal. Por tanto, no hay motivo para modificarla o reflexionar más allá. Con ello se refuerza la ineficacia a largo plazo ya que el modelo tiende a disolver cualquier contraste privado o público de juicios, hipótesis, modelos mentales y paradigmas de base que lo sustentan. En otras palabras, los supuestos que sustentan y por consiguiente los espacios de conducta que puedan modificar esos supuestos. Esto lleva a una profesionalidad incompetente pero, eso si, muy cualificada. Cualificada, de profesional hábil que lleva a cabo sin esfuerzo visible, sin atención consciente ya que no la requiere por quien aplica.

Si pretendemos aplicar acciones sin cambiar los programas maestros que usamos para producir esas acciones lo más probable es que a corto, o más largo plazo, nuestra capacidad para resolver problemas sea muy baja o nula. A lo sumo eficaz en el corto plazo, pero sin efecto perdurable.

Este es una tema que ha observado recurrentemente a lo largo de mi vida acerca de muchas intervenciones de acreditados profesionales con formación muy cualificada en instituciones de elite a nivel mundial y con años de experiencia profesional, sin embargo, los efectos de sus actuaciones profesionales no fueron persistentes en el tiempo, no “cuajaron”, ni tampoco las relaciones con otros profesionales con los que se asociaron. Unos y otros siempre acabaron las relaciones (en ocasiones con muy mal estilo), relaciones al principio enormemente entusiastas. Por esto, enfatizo que sin transformarse en la persona que un debe ser, para desde ella poder hacer aplicando las herramientas apropiadas, es imposible conseguir resultados efectivos a medio, o más largo plazo. Las técnicas y herramientas no son eficaces por si mismas sino sólo en manos de las personas adecuadas. Creo que en lugar de considerar los problemas y herramientas como objetos, es más conveniente sondear cuidadosamente lo que hacemos como sujetos cuando enfrentamos circunstancias problemáticas. Y cuando nos desarrollamos hacia niveles superiores nos volvemos en personas capaces de aprovechar cualquier cosa como eficaz herramienta.

El psicólogo Kurt Lewin dijo: “No hay nada más práctico que una teoría”. Creo que teoría y práctica son inseparables. La teoría del modelo I, no es la más conveniente como profesionales en la escuela, o en cualquier lugar. Desprenderse de ella no es fácil, requiere su tiempo.

Un saludo muy cordial a todos/ as.

Mª Elisa González Pedreira -

He estado leyendo los casos que habéis expuesto. Es muy triste que esto ocurra con los niños/as. Me llama mucho la atención que hay alumnos que mejoran significativamente cuando se les presta una mayor atención, se está pendiente de ellos, se les hace más caso... Para mi denota una falta de afectividad tremenda, en mucho de los casos y que se debería empezar por las familias a la hora de buscar las causas.
Chocante el caso del niño que el pediatra culpa a la leche materna del problema que presenta, INCREIBLE!!!!!!!!!!!!!
También quiero resaltar que seguramente muchas familias prestan atención lo mejor posible a sus hijos y éstos presentan igulamente problemas. Ojalá tuviésemos la varita mágica para ayudarlos.
Gracias

Ana Belén Ortiz -

Yo tengo un caso parecido al de Mª Carmen, el niño, que tiene 16 años, se separó de sus padres a los 4 años junto con un hermano menor de 2 años porque sufrían malos tratos por parte de su madre. Estuvieron 1 año en un orfanato y como los padres se separaron, le dieron la custodia a los abuelos paternos, los que les han criado desde entonces (la madre es prostituta y no hablan con ella, y el padre está en la cárcel 12 años).

El niño nunca ha ido bien, pero en el colegio que iba anteriormente, el más conflictivo de la zona, le iban pasando de curso (era un "niño problemático") y al llegar al Instituto seguía igual de mal, 1º de la ESO le fue fatal y tuvo que repetir, pero este año se ha matriculado en el módulo de PCPI de Cocina y está IRRECONOCIBLE; trabaja, no falta a ninguna clase, se esfuerza un montón, pregunta todo lo que no entiende (ya que eso si, imaginaros el retraso educativo que lleva, y eso que es listo), se queda con los profesores en las tutorías y recreos para que les solucionemos sus dudas...

Lo que más me ha sorprendido es que el otro día contó su problema en clase, delante de todos los compañeros y éstos le animaron y dijeron lo orgullosos que estaban de él por lo responsable que estaba siendo (ya que muchos de ellos van con él desde el colegio y se ve que era muy agresivo y un mal amigo).

Todos mis compañeros hablan de que su hermano, que está en 1º de la ESO, también está trabajando mucho, seguramente por la influencia de su hermano mayor.

Desde el Departamento de Orientación comentan que siempre, en los años que ha estado el niño matriculado en este centro, han hablado mucho con él, los profesores le adaptaban exámenes, intentaban explicarle todo individualmente, lo sentaban delante ... pero de nada servía, faltaba mucho a clase y no trabajaba nada. Ahora en cambio, ha cambiado por el solo, se ve que "ha madurado" (como se suele decir en estos casos), pero no solo en el Instituto, la semana pasada hablamos con su abuela y dice que en casa, los dos, están superbien, le ayudan a limpiar, cocinar.., quieren ir a trabajar con su abuelo al campo y no quieren salir con los amigos que tenían antes (se ve que éstos también eran una mala influencia y se han dado cuenta de ello).

Estamos muy contentos con este cambio y ello nos da ánimo para enfrentarnos a los demás casos que tenemos en nuestro centro.

Un saludo a todos.

Mª del Carmen González Valle -

Perdonen pero el comentario de arriba es mío, se me olvidó poner el nombre.

Y no sé por qué los dos últimos párrafos están cambiados de orden.

Espero sus sugerecias, para el trato de este caso.

Anónimo -

Yo tengo que exponer un caso que me encontré en mi corta experiencia profesional, y que por desgracia nadie supo solucionar.

A ver si alguno de ustedes se le ocurre qué más podíamos haber hecho.

Se trataba de un niño cuyos padres se separaron al nacer él y que desde los 15 días de vida vivía con la abuela paterna, los padres con multitud de juicios por la custodia, etc. El chico era muy inteligente, pero antisistema, en cuarto de la ESO ya no pudieron seguir aprobándole para que pasase de curso y le hicieron repetir por diversificación, creyendo que pese a que era listo, en un grupo reducido sería más controlable, pero no fue así. En clase no era muy molesto, pero solo hacía dibujos en sus cuadernos y poemas (todos con tintes siniestros y macabros). No había manera de motivarlo, y cuando le intentabas dar refuerzo positivo, se reía de tí y te vacilaba. Había algún día que quería hacer algo (los 20 primeros minutos de clase, después se perdía en sus cosas)y era un línce, pero al no ser constante.... Tubo que repetir 4º de diver porque a los exámenes iba con lo que había escuchado en clase y como esto era muy poco pues los exámenes eran de 2 aunque en algunos casos llegaba al 4. No asistió a los exámenes de extraordinarios. El segundo año fue peor, faltaba mucho más, ya no solo fumaba cigarrillos sino que también se pasó a los porros y se le endurecieron los rasgos, se volvió más huraño, su relación con el profesorado se volvió más agresiva y desafiante.
La abuela decía que no le dejaba salir entre semana, y que le llevaba en coche hasta la puerta de IES, pero él seguía igual. La abuela contaba que él era muy cariñoso con ella, y que el segundo año que curso 4ºDiver su abuelo falleció y que no lloró, pero a la semana tuvo una diarrea incontrolable, que el médico de cabecera achacó a la canalización de su tristeza por el defeso acaecido.
Este año la abuela lo ha apuntado a la escuela de adultos pero todo sigue igual, y está pensando en llevárselo a una casa que tiene en un pueblo alejado de la ciudad, y con muy pocos habitantes.

Se intentó el refuerzo positivo, y un seguimiento férreo por parte del profesorado y parece ser que de la abuela también. Pero nada funcionó.

nuria garcia -

Hola a todos, quería contaros el caso de un alumno que actualmente está en 4º ESO, tiene diagnostico de TDAH. El alumno tenia graves problemas de conducta en el centro y tras citar a la familia nos dimos cuenta de que existía un gran conflicto madre e hijo, además de indicios de desatención, la toma de medicación y la asistencia a las consultas prescriptivas eran intermitentes y esto perjudicaba mucho la conducta del alumno,como la retirada de medicación por parte de la madre sin supervisión, la falta de comunicación,además de una gran falta de límites y normas, etc.
Comenzamos a trabajar con la familia, realizando un seguimiento de las citas, medicación,etc.Con la familia funcionó muy bien elaborar una agenda que la tutora y la familia utilizaban diariamente y esta comunicación sirvio para controlar y supervisar el tiempo del alumno(centro-casa).
Además logramos que el alumno identificara el Dto de Orientación y si se ponía muy nervioso, o vivia una situación que le incomodaba acudiera directamenta al dto.Lo cierto es que se redujeron las sanciones y problemas de conducta y se mejoro su rendimiento también.
Por otros casos que conozco de TDAH en la adolescencia,si han sido tratados, tempranamente se estabilizan y mejoran. Por ello considero fundamental la labor de la familia y tambien de los centros educativos y los profesionales que trabajan con el menor.

Un saludo a todos.

Mª Pilar Tormo -

Gracias por aportar tu caso.
Ciertamente, a mí me indigna que un pediatra pueda
"culpar" a la lactancia materna del retraso en la adquisisión del lenguaje. Y más cuando los estudios demuestran que la lactancia materna FACILITA la adquisición del lenguaje!!!

Muy pocos/as pediatras están realmente formados/as en los múltiples beneficios que supone la lactancia materna, y menos aún de los que supone la lactancia materna prolongada, y extienden sus MITOS sin darse cuenta de que la opinión de un/a profesional influye muchísimo en las demás personas, sobre todo en el caso de un/a pediatra. Y creo que es obligación de este tipo de profesionales formarse en estas materias.

Ana Carrasco Rosa -

El caso que me dispongo a compartir con vosotros es el de un familiar mío. Se trata de un niño que en diciembre cumple los tres años de edad. Este año es la primera vez que va al colegio. Su gran problema es que no habla apenas nada, tan solo dice palabras como papá, mamá y poco más.

En el colegio, los demás niños/as ya hablan y se comunican entre ellos, pero este niño como no habla nada, no se puede comunicar, por lo que los otros niños/as lo han aislado y no quieren relacionarse con él. Le pegan bocados, aruñones, etc.; la maestra dice que tiene un gran déficit de atención y esto es lo que le provoca que no hable. Para ella este niño se ha convertido en su gran problema y quiere que su madre no lo lleve al colegio, pues según ella no debe de estar. Como no habla, cuando quiere hacer sus necesidades, ella no lo entiende y siempre acaba haciéndoselas encima, por lo que esta maestra lo castiga y lo deja sólo en los pasillos, para que según ella, no “apeste” la clase.

El pediatra dice que esto es debido a la lactancia materna (este niño ha estado tomando pecho hasta los 33 meses de edad).

Su madre está desesperada y ahora lo ha llevado a un centro en el que le estimulen el lenguaje. Los psicólogos de este centro dicen que la edad de este niño no se corresponde con la edad madurativa, por lo que van a estimularle todas las áreas, aunque especialmente las del lenguaje.

Este niño no es hiperactivo, atiende a órdenes, comprende, duerme bien, come él solo, etc., todo normal, excepto el desarrollo del lenguaje.

Ahora va a empezar a asistir a este Centro, espero que todo se solucione y sobre todo que en el colegio lo comprendan más. Saludos, Ana.

Gloria Calventus -

El caso que quería compartir es el de un alumna que tuve en 3ºESO el curso pasado: la chica era muy conflictiva,no atendía en clase, ni copiaba, respondía al profesor sin mostrar respeto ni la más mínima educación era la "rebelde" de la clase y todos sus compañeros esperaban ansiosos que la "liase", ella había adoptado ese rol y así pensaba que debía de ser.
Ya hartos de su comportamiento decidimos tener una reunión con ella todos los profesores y realmente funcionó, dejó de asumir ese papel y aunque académicamente no logró pasar de curso debido a sus desfases curriculares, por lo menos se consiguió que en clase mostrase una actitud más calmada.

Norberto Domínguez -

Muy buenas!

Sin ir más lejos, yo tuve un caso de un alumno al que ni si quiera se le otorgaba un diagnóstico claro. Como en muchas otras ocasiones, para "lavarse las manos", la administración o quien sea lo valora como Retraso Madurativo, no sé si alguna vez os ha pasado algo parecido.

Este niño era muy nervioso, y en los cursos anteriores había tenido problemas. Yo opté por conocerlo, observarlo y actuar en función a él mismo.

Los resultados sin duda fueron positivos, su comportamiento mejoró considerablemente. Lo coloqué en línea directa con la pizarra, junto a mí, constantemente hablaba con él, le llamaba a mi mea, me acercaba a la suya, le motivaba con palabras para que trabajara...

Moraleja: (y ésta es solo mi opinión) pienso que, verdaderamente, a veces es mejor callar y conocer, que hablar sin ver, referido a que se le etiquetó antes de tiempo, y las personas de la comunidad educativa se centraron en mostrar quejas hacia él, en vez de pensar posibles soluciones para su comportamiento.

Acabó sentado las 5 horas, sin levantarse, sin hablar en medio de clase, y con esfuerzos, trabajando las tareas. Fue uno de los 5 alumnos con el mayor nivel curricular.

Un saludo, Norberto Domínguez

LÍDIA ARROYO -

El curso pasado fui tutora de sexto curso de Primaria. Un alumno de 12 años (repetidor desde tercer curso) diagnosticado de Dislexia y TDAH tipo impulsivo y inatento, era el blanco de todas las provocaciones durante la hora del recreo. Los alumnos provocaban al menor con el fin de que éste perdiera el control sobre sí mismo. Lo provocaban verbal y físicamente. Una vez el alumno perdía los nervios agredía e insultaba de forma desmesurada a los chicos que minutos antes lo estaban provocando. Esta reacción provocaba la burla y el escarnio de sus compañeros que inmediatamente buscaban el profesor que vigilaba el patio en ese momento y éste al contemplar el episodio dónde el chico pegaba sin control y insultaba al resto de compañeros de clase normalmente castigaban al muchacho por falta de control.
Me costó casi un mes percatarme que el comportamiento del niño en cuestión era el resultado de las provocaciones que llevaba soportando durante años. Es decir existía una situación de acoso escolar contra ese alumno.
El chaval no era aceptado por sus compañeros. Únicamente tenía un amigo, un chico muy tímido.

Una vez tengo claro que el alumno está viviendo una situación de acoso decido iniciar desde la clase de tutoría un trabajo sistemático y programado para reconducir la situación. Esto no excluye que en cada ocasión que se produjeran conflictos no debatiéramos la situación entre todos.

Las sesiones se clasificaron en tres etapas:

- Primera etapa. (una sesión)
Investigamos sobre qué significa la inteligencia. Cada uno expresa en voz alta qué significa para él/ella el concepto de inteligencia. La gran mayoría de alumnos relacionan inteligencia con éxito escolar.

- Segunda etapa. (tres sesiones)
A partir de la definición que cada alumno tiene del concepto inteligencia presentamos las diferentes inteligencias de Gadner. Explicamos qué aspectos de la personalidad engloba cada una de ellas y solicitamos a los alumnos que se identifiquen con alguna de ellas. Sorprende muchísimo a los alumnos descubrir que inteligencia no significa únicamente éxito escolar. Solicitamos a los alumnos que identifiquen distintas inteligencias en sus compañeros.

- Tercera etapa (cuatro sesiones)
Visualización de diferentes vídeos relacionados con el acoso escolar y posterior reflexión al respecto. www.friends.se. Aunque el audio es sueco podemos interpretar la historia sin problemas. También tiene traducción a la lengua inglesa. Una vez dentro de la página, clicamos en friends filmer (se encuentra a la izquierda). Desde allí se enlaza a YouTube dónde aparecen colgados pequeñas películas de muy corta duración dónde se muestran situaciones de acoso escolar.
Al finalizar las sesiones decidimos confeccionar dos carteles titulados. QUÉ ME GUSTA QUE ME DIGAN O ME HAGAN y otro titulado QUÉ ME DISGUSTA QUE ME DIGAN O QUE ME HAGAN los cuales fueron colgados en el aula en un lugar visible.

Estuvimos trabajando durante tres meses dicha problemática con un resultado muy positivo. Cada vez que se presentaban conductas inapropiadas, normalmente éstas se daban durante el recreo, los alumnos lo comentaban en clase y entre todos solucionábamos el conflicto.
Al finalizar dicho proyecto, los alumnos aprendieron a valorar la diferencia y a respetar al resto de compañeros durante todo el curso académico.
No sólo eliminamos las conductas de acoso contra el alumno en cuestión por el que se inicia todo el trabajo. Al finalizar el proyecto descubrimos una clase completamente cohesionada, tanto entre ellos como con la tutora.El ambiente es acogedor y tranquilo y las famílias (tanto las implicadas como las que no tenía ningún conflicto en concreto)llegan a felicitarnos por el trabajo realizado y por el ambiente del aula.